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jueves, 7 de marzo de 2013
miércoles, 6 de marzo de 2013
LOS NEGOCIOS DEL REY DE ESPAÑA
Atención este documento que voy a escribir me ha
costado muchísimo encontrarlo debido a la censura monárquica. Durante los
últimos 30 años, los medios de comunicación españoles han reconstruido la
imagen del heredero del dictador Francisco Franco, Juan Carlos de Borbón sin
posibilidad de réplica.
Nos han inculcado “a capa y espada” que el monarca es
simpático, dicharachero y campechano para tratar de imponer y afianzar la
restauración monárquica previamente inscrita en el testamento franquista.
Sin embargo y a pesar del “pacto mediático”, la figura
del rey dista mucho de ser incuestionable, a su falta de legitimidad democrática
en ciertas ocasiones y a su todavía dudosa actuación en el Golpe del 23-F, es
preciso añadir uno de los temas mas censurados durante su reinado; sus
negocios.
Los negocios de Juan Carlos y su estrecha relación con
la clase empresarial y aristocrática tienen muy poco que ver con esa imagen de
campechano que nos quieren dar los medios. Es sonada su relación con José María
Cuevas, Presidente de la patronal y los regalos del monarca a dicha persona,
entre ellos un Bentley Continental, casualmente automóvil que conduce el
monarca en sus ratos libres.
Cuando Juan Carlos de Borbón fue entronizado carecía
totalmente de fortuna personal. En 1963, un año después de su boda real con
Doña Sofía, el banquero Luis Valls Taberner comenzó a proporcionar al monarca
una generosa cantidad de dinero (en forma de intereses bancarios) destinada a
aportar liquidez económica a los recién casados. También contribuyeron muchos
nobles del franquismo a alimentar las arcas reales para salvar según ellos al
país de la hecatombe republicana.
Otro personaje singular que declaró que hizo
transferencias importantes al monarca fue Ruiz-Mateos, tras la expropiación de
Rumasa (su empresa) el empresario acusó al rey de haber aceptado cientos de
millones, no solo de su propio bolsillo sino de diversos accionistas. El Fiscal
General del Estado acusó de un delito de injurias al empresario, pero ni
Ruiz-Mateos fue procesado, ni su denuncia aclarada.
El periodista Jesús Cacho en su libro EL NEGOCIO DE LA
LIBERTAD, reveló algunas de las fuentes de financiación de Juan Carlos I; una
de ellas fue el petróleo, el cuál, generaba unas jugosas comisiones procedentes
del crudo que se importaba a España.
Nada más ocupar el trono de España, su hombre de
confianza Manuel Prado y Colón de Carvajal (Marqués del Prado), se dedicó a
mandar varias misivas reales a otros monarcas, especialmente del mundo árabe
(al Sha de Persia) solicitándoles dinero en nombre del Rey de España para
fortalecer la monarquía española.
Especiales relaciones tenía el monarca español con los
reyes árabes, a los cuales, recién empezada la democracia española, en una ocasión
les llegó a solicitar un crédito de 100 millones de dólares, alegando ser
destinado para las arcas estatales…
Algunos de los hombres que han estado en algún momento
cerca del rey de España han sido: Mario Conde, Alfonso Escamez, “Los Albertos”
o Luis Roldán. Mario Conde fue una de las amistades peligrosas del rey, cuando
BANESTO fue intervenido aparecieron dos cuentas a nombre de Juan Carlos de
Borbón-Dos Sicilias y Orleans con varios millones de pesetas. Mario Conde en su
día confesó que ese dinero fue destinado para la ampliación de capital
bancario.
Cuando el Rey elige Mallorca para pasar sus
vacaciones, afianza un grupo de amistades potentes y aristocráticas, que junto
con Giovanni Agnelli, Raul Gardini y Juan Abelló, le compran el yate Fortuna
que tantas alegrías solariegas le ha proporcionado. Años más tarde Gardini se vio
implicado en casos de corrupción en Italia y se suicidó finalmente en 1994.
En el año 2003 llegó de Francia el última escándalo
Real, durante el juicio de un caso por apropiación indebida, el ex-presidente
de ELF, Le Floch-Prigent, declaró en el juicio sobre la compra de DETROIT
DIESEL, haber entregado 55 millones de euros al rey de españa, con el que
confesó haberse visto en múltiples ocasiones en su domicilio privado.
En la actualidad resulta difícil cuantificar a cuánto
asciende la fortuna real española, según Forbes (edición 2003) es de 2.500
millones de euros, dicha revista en España fue secuestrada y sus números en
éste país fueron destruidos clandestinamente, sin embargo, fuera de España la
revista fue vendida con normalidad. ¿Es España una democracia?
Pero está claro que todos estos negocios necesitan de
un aval o fiador que garantice en todo momento su presunta devolución, y para
ello hay que añadir los pleitos llevados a cabo por para amasar fortuna a costa
del erario español y otras grandezas de este país y que a continuación narramos.
PLEITOS / EL MARQUÉS REBELDE / INJURIAS Y LA HERENCIA
DEL DUQUE DE HERNANI
La batalla contra el Rey de un Grande de España
ILDEFONSO OLMEDO: La batalla comenzó a la muerte, a
los 91 años, de «tío Manfredo», un aristócrata que siempre habló arrastrando la
erre con acento francés y vestía ligas en la pantorrilla. Tres veces Grande de
España, Manfredo de Borbón y Bernaldo de Quirós (1888-1979) poseía una de las
mejores colecciones de arte del país (la Duque de Hernani) y un Ducado que
todos en la familia creían que terminaría recayendo en su sobrino Francisco
Javier Méndez de Vigo y del Arco, a quien ya en 1969 «tío Manfredo» traspasó
uno de los tres títulos nobiliarios que llegó a ostentar, el de Marqués de
Atarfe. Pero el sobrino, hijo de un diputado a Cortes nombrado gentilhombre por
Alfonso XIII en pago a que abofeteó en el hemiciclo a alguien que osó insultar
al Rey, se quedó con un palmo de narices al comprobar que se modificaba el
orden sucesorio del Ducado. Nunca sería el II duque de Hernani. Ahora eran
ellos los abofeteados.
Por Real Decreto no publicado en el BOE, el título
nobiliario terminó pasando a la infanta Margarita, hermana de Don Juan Carlos.
Una decisión luego sancionada por el Tribunal Supremo y nunca aceptada por los
herederos naturales del duque como de ley.
Todo aparentemente obedecía a la decisión del duque
muerto, «tío Manfredo», quien en su testamento dejaba el título de duque a la
hermana del Rey y su patrimonio a su viuda, Teresa Mariátegui, su segunda
esposa. Desde entonces, los Méndez de Vigo andan en querella permanente con la
Familia Real. Sostienen que en aquel testamento, la firma del duque está
falsificada, y que ellos y toda España son víctima de un complejo plan
concebido desde las alturas para hacer desaparecer la colección de arte del
duque.
El último episodio de esta guerra donde no faltan
escudos de armas se libró este miércoles en la Audiencia Nacional. El hijo del
marqués, el abogado Luis Méndez de Vigo, fue condenado por injurias al Rey a
una multa de 2.190 euros. Según el fiscal, en la maraña de procesos judiciales
abiertos tras la muerte del duque, el acusado implicaba reiteradamente a la
Familia Real en la elaboración de un plan «para falsificar toda la sucesión del
duque de Hernani y estafar la herencia a sus herederos», en alusión a la
pinacoteca de «tío Manfredo», perteneciente al Patrimonio Histórico desde la
Ley de Patrimonio Artístico de 1933.
Es una guerra con paisaje de fondo, y dos ramas de los
Méndez de Vigo disparando con querellas que apuntan a lo más alto del Estado,
ensombrecen la gestión de sucesivos directores del Prado y salpican a notarios,
marchantes de arte y altos cargos de Hacienda y Bellas Artes. Porque a la
escaramuza del contencioso por el título del Ducado ha seguido toda una
retahíla de denuncias (ante Hacienda unas, y otras en juzgados) que pretende
hacer aflorar los más de 600 cuadros de la colección. Algunos, aunque en su
mayoría eran inexportables, están hoy colgados en museos de medio mundo: el
Meadows Museum de Dallas (Texas), el Metropolitano de Nueva York, el Museo de
Chicago... Los no vendidos siguen en su mayoría en paradero desconocido. Cuando
los Méndez de Vigo empezaron a investigar, también se esfumaron, pero esta vez
de los archivos del mismísimo Instituto de Patrimonio Histórico, las actas (de
número 110 y 518) que desde los tiempos de la guerra certificaban la existencia
de los 681 cuadros de la colección Duque de Hernani, considerada un segundo
Museo del Prado.
Sí se sabe la historia de uno de aquellos lienzos, y
precisamente no de los más valiosos (hay de Tiziano, Carpaccio, Rembrandt,
Goya...), comprado por El Prado a la viuda del duque de Hernani, Teresa
Arriategui Arteaga, en 1991. Se trata de Bodegón de caza, hortalizas y frutas,
firmado y fechado en 1602 por Fray Juan Sánchez Cotán. Se pagó por él 450
millones de pesetas en una controvertida adquisición. Poco antes, en 1988, y
gracias precisamente a una de las denuncias de los Méndez de Vigo, la
Inspección de Hacienda descubrió que la heredera del duque no había recibido en
herencia, como declaró, sólo tres obras pictóricas. En varios registros, se
encontraron más de un centenar de cuadros que terminaron siendo valorados por
Edmund Peel (Sotheby's, donde entonces trabajaba la infanta Pilar) sólo en 25
millones. Aparte, apareció un grupo de 11 cuadros de indiscutible valor, que
habían participado en recientes exposiciones, por los que tampoco fue
sancionada la viuda al haberse acogido, según se dijo, a la amnistía fiscal de
la Ley 16/1985 de Patrimonio Histórico. La Administración parecía indulgente.
La viuda falleció en 1996, 17 años después que su esposo Manfredo de Borbón, el
duque.
«Tío Manfredo» era hijo póstumo de Luis Jesús de
Borbón, hijo a su vez del infante portugués Sebastián Gabriel de Borbón y
Braganza, biznieto de Carlos III. La madre de Manfredo, Ana Germana Bernaldo de
Quirós, marquesa de Atarfe, se casó en segundas nupcias con Manuel Méndez de
Vigo y Méndez de Vigo. Del segundo matrimonio nació aquel gentilhombre que
defendió a Alfonso XIII y terminó muriendo en la Guerra Civil dejando huérfano
a quien hoy es marqués de Atarfe.
La tela de araña genealógica nos sitúa así en 1940,
recién concluida la contienda fratricida. A «tío Manfredo», duque de Hernani
desde 1919, la única familia que le queda son los Méndez de Vigo. Echa mano de
su sobrino el día que, desde el museo de El Prado, le reclaman para devolverle
los cuadros de su colección de arte, incautados durante la guerra, como todos
los del Patrimonio Histórico, por orden de Pablo Picasso, entonces director del
museo. «Yo estaba con él», aún recuerda el marqués de Atarfe, de 82 años,
«cuando le devolvieron todo. Le dieron unas listas larguísimas, con todas las
obras de arte requisadas de sus domicilios, especialmente de la casa de la
calle Miguel Ángel, donde residía en 1936. Él reconoció como suyas las obras y
retiró una parte... Ya antes, cuando se libera Madrid, el tío Manfredo me pide
que le acompañe al Casón del Buen Retiro, y allí le explican que le van a
devolver sus cuadros».
Las relaciones entre tío y sobrino nunca se rompieron.
«En 1969, en el mismo BOE en que se nombraba marqués de Peralta a Escrivá de
Balaguer, salía mi nombramiento, por expreso deseo de tío Manfredo (además de
Hernani era duque de Ansola y hasta entonces marqués de Atarfe), como III
marqués de Atarfe». Siguieron viéndose aún cuando el marqués y su familia
establecieron su casa en la capital portuguesa, entre los años 1960 y 1974. Por
la casa madrileña de «tío Manfredo» pasaban a menudo las distintas ramas de los
Méndez de Vigo. Primero residió en un palacete en la calle O'Donell, que
rebosaba de cuadros (se sabe, porque existe su firma en los expedientes, que
sólo retiró del Prado 141 lienzos). Mientras tanto, primero en Estoril y luego
en Lisboa, el marqués de Atarfe y sus hijos coincidían frecuentemente con Don
Juan de Borbón, exiliado. «Mi hijo mayor Javier», dice el marqués, «recibió
clases junto con la infanta doña Margarita. Les aleccionaba una tal señorita
Hidalgo. Doña Margarita tenía un oído musical fenomenal».
REUNIÓN EN ZARZUELA: Hoy, todo vínculo entre estos
grandes de España y los hijos de Don Juan de Borbón está roto. La última vez
que el marqués vio cara a cara al Rey, en 1991, fue en una reunión en palacio
con todos los nobles del reino. Aún el segundo hijo del marqués, el abogado
condenado esta semana por injurias, no había fundado (lo hizo en 2001) el
Partido Republicano del siglo XXI.
La batalla se multiplica en todos los frentes. Por un
lado, el hijo del marqués, el condenado, que cita palabras de Manuel Azaña en
lo que dice es una lucha en defensa del Patrimonio Nacional: «El Museo del
Prado pasa por delante de la Monarquía y la República juntas». Por otro lado,
Ana Germana Méndez de Vigo, sobrina del marqués, criada en Francia e imbuida
por los principios con los que hace siglos se tomó La Bastilla para abolir las
clases sociales: «Libertad, igualdad y fraternidad». Ambos, cabeza en este
contencioso de una enorme familia de abolengo, se niegan a aceptar que «tío
Manfredo» dejara como heredera universal de todos sus bienes a su viuda y se
olvidara de su familia, los Méndez de Vigo. También que pidiera en vida el
cambio en la línea sucesoria del Ducado. Hablan, y lo han puesto por escrito en
cartas a la Casa Real, al presidente del Gobierno, al fiscal General de Estado,
etc., de firmas falsificadas, de testamentos falsos, de testaferros que venden
cuadros... «Banda de malhechores» es la expresión que acuñan para denunciar lo
que consideran un expolio en toda regla de Bienes de Interés Cultural. El
grueso de sus acusaciones -incluida una querella criminal incorporada en
febrero de 2000 contra «la familia real española por robo, estafa y
falsificación sobre bienes del Patrimonio Histórico»- están acumuladas en las
diligencias previas 6049/95 del Juzgado de Instrucción número 46 de Madrid, que
acaban de ser archivadas tras casi siete años en la sede judicial y después,
según ellos, de abrir más interrogantes que cerrar. Y fue en la tramitación de
una de esas diligencias en el juzgado donde el hijo del marqués, según la
sentencia de esta semana de la Audiencia Nacional, injurió al Rey. Pero las
espadas siguen en alto. También los antepasados de «tío Manfredo» se
enfrentaron a los Borbones de España. Carlista fue un tiempo el infante
Sebastián Gabriel de Borbón y Berganza. Republicano es ahora el hijo del
marqués.
EL ROBO REAL
La fortuna privativa de la Familia Real Española tiene
su origen en la ESTAFA y ROBO de la colección de pintura Duque de Hernani,
valorada en más de 1.000 millones de euros y compuesta por obras de TIZZIANO,
CARPACCIO, VAN DYCK, TENIERS, etc.
La familia real ha vendido muchos de estos cuadros,
que pertenecen al Patrimonio Histórico Español, a museos extranjeros para
asegurarse un capital fuera de España. En la operación ha intervenido la
Dirección General de Bellas Artes, además del Ministerio de Economía y
Hacienda, y en la actualidad es un tema totalmente censurado en España debido
al continuo encubrimiento que exige el robo de estos bienes. Los familiares del
Duque de Hernani han interpuesto QUERELLA CRIMINAL contra la familia real por
robo y estafa en el Juzgado de Instrucción nº 46 de Madrid, Diligencias Previas
6049/ 95.
ROBO DE LA COLECCIÓN DE PINTURA DUQUE DE HERNANI POR
LA FAMILIA REAL
En 1976, la familia real española, en colaboración con
la segunda mujer del Duque de Hernani, Teresa Mariátegui, y varios funcionarios
públicos, elaboran un plan para apoderarse de la colección de pintura y arte
Duque de Hernani y vender una parte de la misma al objeto de tener un capital
en el extranjero. El plan consiste en falsificar la sucesión del anciano Duque
y al tiempo, destruir la documentación de la colección para evitar cualquier
reclamación de los legitimarios.
1ª FASE: ROBO DE DOCUMENTOS DE LA COLECCION
El primer paso de la operación consiste en el robo de
los documentos de la colección que se encuentran en el domicilio del Duque para
prevenir las posibles reclamaciones de los dueños de los cuadros que se van a
robar. Así, en la noche del 23 de febrero de 1977, dos falsos sirvientes, que
habían sido contratados dos meses antes, proceden al robo de los documentos
tras narcotizar al resto del personal. Los falsos sirvientes abandonan la casa
llevándose los títulos de propiedad de las obras, además de 17 cuadros de la
colección, con destino a Portugal. Nueve días después, la misma Casa Real, por
medio de la policía, filtra la noticia del robo a la prensa y, el 2 de marzo de
1977, se publica la noticia en España haciendo hincapié en el robo de los
cuadros y sin hacer mención a los documento. A los dos meses, los cuadros
aparecen en Portugal y se detiene a los delincuentes, pero los documentos no se
mencionan. En 1979, la familia del Duque de Hernani descubre que nunca se abrió
el proceso penal por este robo. Se trataba de un montaje y nunca se supo nada
más de los falsos sirvientes.
2ª FASE: LA FALSIFICACIÓN DE LOS TESTAMENTOS
El 6 de enero de 1979 fallece, a los 91 años, el
anciano Duque de Hernani, y la familia real se apodera de los cuadros, una
parte de los cuales se encontraba depositado en el Museo del Prado. Para no
levantar sospechas, falsifican el último testamento del Duque y colocan a la
segunda esposa del causante, Teresa Mariátegui Arteaga, como heredera única,
pero actuando como testaferro hereditario que después les entregaría los
cuadros. Paralelamente, para justificar la posterior aparición de los cuadros en
el patrimonio privativo de la familia real, el rey, otorga un real Decreto en
el que permite que el Ducado de Hernani sea ostentado por su familia,
concretamente por su hermana Margarita, bajo el pretexto de haber recibido una
carta del Duque en el que le transmite su deseo de modificar, por testamento,
la línea de sucesión del ducado. Naturalmente, esta carta es falsa.
3ª FASE: ENCUBRIMIENTO DEL ROBO Y DE LA ESTAFA
Los errores cometidos por la familia real al realizar
el robo y la estafa permiten descubrir la operación. Se genera entonces un
intenso tráfico de influencias, dirigido al encubrimiento de los delitos que,
en realidad, es una huida hacia delante de la familia real. El primer error de
la familia real es olvidarse de pagar los impuestos sucesorios de la
testaferro, dejando en evidencia que no había recibido la herencia. Para
demostrar que Teresa Mariátegui es una vulgar testaferro de la casa real, la
familia del Duque de Hernani formula contra ella Denuncia Pública por impago de
los impuestos, y, efectivamente, la Delegación de Hacienda de Madrid, recibe la
orden de paralizar la Denuncia Publica 40/86 para no dar al traste con el robo
y la estafa real. En 1993, el Delegado de Hacienda intenta quitársela de encima
y falsifica una valoración de los cuadros, de acuerdo a las directrices de la
compañía SOTHEBY’S, en la que trabaja la Infanta Pilar Borbón, y emite una
resolución en la que valora la colección en 25 millones de pesetas. La
Resolución es recurrida y en la actualidad, el procedimiento de la Denuncia
Publica 40/86 se encuentra acumulado a las Diligencias Previas nº 6049/95 del
Juzgado de Instrucción nº 46. La Agencia Tributaria y SOTHEBY’S dicen ahora que
han perdido los expedientes. El segundo error de la familia real fue robar los
títulos de propiedad de los cuadros del domicilio del Duque de Hernani, sin
darse cuenta que eran copias de otros documentos originales que se encontraban
en los archivos del Patrimonio Histórico Español. Cuando se contrasta la
documentación del Instituto del Patrimonio Histórico con la documentación que
se confeccionó para vender los cuadros robados al extranjero, por medio de
testaferros, se descubre en seguida que está falsificada. Para solucionar este
problema la familia real acude, de nuevo, al abuso de poderes y se hacen
desaparecer del Instituto los expedientes 518 y 110 de la colección Duque de
Hernani. Y no sólo eso, sino que, para no dejar ningún vestigio sobre la
verdadera propiedad de los cuadros, se procede a la falsificación del
Inventario General del Museo del Prado. Pese a todo, el encubrimiento resulta
inútil porque la familia del Duque de Hernani consigue reconstruir los
expedientes sustraídos con los duplicados de dichos documentos que obraban en
el Instituto y que, por error, se olvidaron de sustraer.
4ª FASE: EL DESCARO DE LA FAMILIA REAL
Cuando ya resulta imposible ocultar que la familia
real llevo a cabo el robo y estafa de la colección Hernani, la única solución
que se le ocurre al jefe de la Casa Real, SABINO FERNÁNDEZ CAMPO, es amenazar
expresamente a todos los medios de comunicación españoles para que no publiquen
nada sobre el asunto HERNANI. La amenaza, que permanece en pié, se recoge por
primera vez en la emisora C.O.P.E. programa de Antonio Herrero del día 28 de
septiembre de 1994. Evidentemente la amenaza se extiende a todo los cargos
públicos Al poco tiempo fallece la testaferro, Teresa Mariátegui Arteaga, de
quien ya se habían olvidado, y deja un testamento en donde se revela que no ha
recibido los bienes de la herencia de su marido. La familia real, haciéndose
todavía la ilusión de que nadie les ha descubierto, acude entonces al Director
General del Registro y del Notariado para que les falsifique otro Certificado
de Ultima Voluntad en el que se incluyan dos testamentos falsos posteriores. El
Director General hace el encargo, con lo cual hay ahora dos certificaciones de
última voluntad, además de dos testamentos falsos añadidos. Como último
recurso, la familia real intenta el blanqueo judicial del robo y estafa de la
colección Duque de Hernani sin tener que devolver los cuadros robados. Algunos
jueces siguen el peligroso juego. El Tribunal Supremo les confirma como
sucesores del Duque de Hernani despreciando la documentación falsificada. El
Juzgado de Instrucción nº 46 paraliza todas las investigaciones sobre el
paradero de los cuadros y hace inútiles las querellas criminales presentadas
contra ellos.
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